La primera impresión es lo que cuenta y parece que Piura lo ha olvidado. Los turistas recién llegados, nacionales y extranjeros, que no se embarcan en un taxi, tomado desde los adentros del aeropuerto, caminan bajo el sol hasta la avenida Progreso. El trayecto es corto pero el concepto que se llevan de Piura resulta abrumador, sobre todo, para los que vienen de las entrañas ordenadas y cosmopolitas de un “primer mundo”.
Los turistas llegan a la ciudad del eterno calor en
busca del goce de sus playas, la reconocida gastronomía, la artesanía y los
atractivos naturales que ofrece la calurosa región. Cada uno de ellos plasmado
en los folletos de las agencias turísticas. Sin embargo, para mala suerte del
turismo, con estas bellezas no se topa un recién llegado al salir del aeropuerto
Guillermo Concha Iberico.
El primer encuentro con Piura
Más de un millón de
turistas han llegado a Piura desde el año 2021 hasta el primer trimestre del
2022, apuntó Carlos Mego, director regional de Comercio Exterior y Turismo. A
pesar de tratarse de un gran número, que aún no supera niveles prepandémicos, las autoridades distritales no dirigen sus
esfuerzos en la percepción que uno edifica al salir del Guillermo Concha.
Como en todo
aeropuerto, hay un conglomerado de taxis que esperan en el interior, con la
promesa de un servicio más seguro, cómodo y un precio inflado. Es por ello que
muchos turistas, con miras al ahorro, salen del terminal aéreo y, guiados por
su brújula moderna: el Google maps, se
deslizan con sus maletas y mochilas por toda la calle Corpac hasta llegar a la
ajetreada avenida Progreso.
Unos no llegan hasta el
final porque los colectivos de buses hacia las playas los esperan a pocos
metros de la puerta, o carpa, de salida —según Mego, el mayor flujo
turístico es el circuito de playas: Máncora, Los Órganos, El Ñuro, etc.—; otros, que optan por
caminar, se topan con el transporte informal, basura en cada esquina, puestos
al paso y un cementerio de autos abandonados; problemas que pasan por encima de
ordenanzas municipales y ahuyentan al turismo.
Transporte
informal
Hilton llegó a Piura a
las 7 a.m., Almendra a las 12 p.m. y Mario a las 8 p.m. Los tres evitaron tomar
un taxi privado del aeropuerto por sus precios excesivos: casi 20 soles una
carrera al centro de Piura. Así que, jóvenes y seguros de sí mismos, decidieron
salir del aeropuerto y “chapar” una mototaxi, tal como la experiencia piurana
lo exige.
Al salir, un tumulto de
conductores los intentó convencer de llevarlos. Los tres rechazaron el servicio,
pero ellos los siguieron hasta el extremo de la primera intercesión de la calle
Corpac.
Los servicios de transporte no solo dirigen sus llantas de caucho al centro, sino también a las playas del norte, el mayor atractivo turístico.
La condición para
operar en las carreteras y trasladar a los turistas ansiosos de relajo es
contar con una placa con franja morada—exclusiva para el
turismo nacional—, de acuerdo a lo estipulado en el DS 026-2019 del Ministerio de
Transportes.
El decreto emanó como una suerte de fiscalizar el transporte y proteger a los turistas de un servicio informal y regular, que no está capacitado para ofrecer tramos tan largos ni cuenta con permisos. Sin embargo, el sector informal le echó tierra a la normativa.
“Una vez que se decretó la medida, las agencias
iniciamos los tramites: nos obligaron a cambiar la placa de naranja a morado,
pero esto se manejó de la peor manera. Los señores transportistas regulares también
se acogieron a esta placa. No sé qué se consideró, hemos solicitado que se
ejecute la norma tal cual fue creada, pero no se ha hecho”, señaló Isabel
Ancajima, presidenta de la Asociación Piurana de Agencias de Viaje (Apavit).
En esta misma línea, Ancajima denunció
que este grupo de transportistas informales parquea a las afueras del aeropuerto
e, incluso, pernocta allí para que el sueño no les impida abordar a los pasajeros
de los vuelos de las 6 a.m. “Ofrecen el servicio estando cansados y eso atenta
contra la seguridad del pasajero”, enfatizó.
“La Dirección Regional de Comercio
Exterior y Turismo Piura (Dircetur) junto con el Ministerio de Transportes
(MCT) deberían velar por el cuidado de turista. Sin embargo, no hay
fiscalización alguna, nadie hace nada”, lamentó.
La
basura te da la bienvenida
La calle tiene tres
intersecciones con la calle Lima, Bolívar y Buenos Aires, las cuales acogen a
diferentes familias y hogares del distrito, que producen grandes cantidades de
residuos diariamente. Con tal antecedente, se esperaría variedad de
contenedores, pero no es así. A lo largo de Corpac solo hay un basurero, con
estilo de parilla e incapaz de neutralizar la furia de la suciedad.
“Casi todos los días la
basura termina en el suelo, por más que el servicio de limpieza intervenga la
zona. Somos nosotros los que tenemos que limpiar la suciedad de los vecinos. Lo
hacemos para que los turistas no se lleven una mala imagen de nuestra querida
Piura”, señalaron los miembros de la Asociación de Transportistas del
Aeropuerto.
Los trabajadores de la zona indican que, si hubiese más contenedores, se podría guiar a los vecinos y evitar que los residuos terminen en la calle, pues consideran que el servicio de limpieza municipal no es suficiente.
Al ser consultado sobre
esta problemática, el ingeniero Alex León, encargado de la limpieza pública de
la Municipalidad de Castilla, señaló que antes había contenedores desplegados
en el área; no obstante, el resultado no fue positivo.
“Hay
una mala experiencia con implementar contenedores o basureros porque estos son
para los transeúntes que pasan y arrojan desechos, pero los malos vecinos no lo
respetan. Llenan su saco de basura en su casa y lo arrojan, se murió su gato y
lo arrojan ahí, también los papeles sucios del baño”, explicó.
El funcionario detalló
que el personal de limpieza encargado recoge la basura en sus turnos correspondientes.
Aun así, los vecinos seguirían contaminando. “En la zona del aeropuerto hemos
destinado personal de limpieza; sin embargo, pasadas las horas, se retiran y
llegan los señores recolectores informales, vecinos y tricicleros que arrojan
basura”, comentó.
Antes del cierre de
este reportaje, León aseguró que a partir del 10 de noviembre se ha
implementado una “estrategia” para impedir el arrojo de basura. Su propuesta, a
favor del medioambiente, consiste en la presencia permanente de “sensibilizadores”.
“Si un vecino arroja basura, el sensibilizador lo interviene y le dice que
llamará al fiscalizador para que lo multe”, indicó.
Cabe resaltar que la ordenanza municipal 012-2019 estipuló la aprobación del reglamento para la atención de denuncias ambientales ante la Entidad de Fiscalización Ambiental (EFA) de la Municipalidad de Castilla. De igual forma, ese mismo año, se definió que el arrojo de residuos en la vía pública queda penado por ley.
¿Serán suficientes los
sensibilizadores para mantener limpia la zona? Para Ancajima y León, los planes
ejecutados deben trabajar codo a codo con campañas de sensibilización y concientización
ambiental.
“El problema es una falta de cultura de limpieza por parte de los vecinos y eso que ya se han hecho programas de sensibilización (por tres meses en esta zona). Hemos puesto a personal en la avenida Progreso, hemos visitado las calles alternas, se ha puesto carteles, fijado ordenanzas, pero la gente tiene muy poca cultura y educación ambiental”, detalló León
-¿Por qué no realizar campañas de concientización nuevamente?
- Estos planes de trabajo tienen un principio y un fin. No tenemos gran presupuesto para implementar estos planes durante todo el año.
Negocios al paso
Frente a la salida del
aeropuerto hay un pequeño puesto a cargo de una pareja de esposos. El local al
paso se hace llamar “El chalancito del aeropuerto”; unos pasos más adelante, se dibuja el puesto, también de jugos, de la “Chocadita”.
Pequeñas sillas de plástico, una sombrilla que los cubre del sol y los baldes donde conservan las bebidas son los componentes de estos negocios, que tenían pensado saciar la sed de los turistas, pero sus mayores clientes son los taxistas que están a la espera de los diversos aterrizajes del día.
En medio de ambos puestos están unos gorros de paja que yacen en el suelo, mostrándose como si estuvieran en un escaparate invisible.
De acuerdo con la
presidenta de Apavit, en esta zona aledaña al aeropuerto es importante que haya
despeje de área ante cualquier situación. Asimismo, destacó que los puestos al
paso “no tienen permiso para estar ahí, congestionan la zona y no conocen los
permisos sanitarios”, criticó.
Cementerio
de autos
En la misma recta del
aeropuerto, más adelante, casi al llegar a la avenida Progreso, Hilton,
Almendra y Mario se toparon con carros abandonados, que tenían las llantas
desinfladas y trasmutaron al gris por el polvo piurano que los cubrió hace un
buen tiempo. Al frente del centro policial, dos camionetas de las fuerzas del
orden se encuentran en la misma condición. Abandonados y sucios.
La ordenanza municipal 09-2015-CDC señala que, aquello que presenciaron los turistas, está prohibido. “Apruébese la ordenanza municipal que prohíbe dejar vehículos, carrocerías, autopartes y chatarras abandonadas o intervenidas en la vía pública del distrito de Castilla”, se lee en el documento oficial.
¿Se cumple?
Tristemente, no, ni al frente de la misma comisaría.
“Apavit se unió con las
municipalidades de Piura y Castilla y la comisaría de Castilla para limpiar y
desalojar el área. Esto no duró mucho. Nuevamente, la zona se llenó de vehículos
debido a que no tiene donde almacenar los autos siniestrados”, comentó
Ancajima.
Al ser consultado
acerca del cementerio de autos abandonados, el subgerente de Transportes de la
Municipalidad de Castilla, Emerson Saldaña, respondió que el Depósito Municipal
de Vehículos (DMV) ya no cuenta con más espacio para internar los vehículos
motorizados.
“Se necesita el apoyo
de la Municipalidad de Piura para llevar los vehículos (a su depósito) porque
el depósito de Castilla ya no puede ingresar a todos los vehículos que uno ve al frente de la Comisaría”, sostuvo. “Ya se realizó toda la gestión para
la aplicación del depósito. Está a punto de salir”, agregó.
Hasta entonces, los autos seguirán despidiendo a los turistas. Y mientras tanto, la basura les dará la bienvenida, los trabajadores informales les darán el “buenos días” y los negocios al paso les venderán un buen jugo por 1 sol.
Bienvenido a Piura.
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