El cacao blanco de Piura es considerado como el “mejor del mundo” no solo por los productores, chocolateras y cooperativas de la región, sino también por revistas internacionales como National Geographic que rescatan su valor. Sin embargo, al no ser explotado por la falta de una fuerte industria interna, el fruto huye del mismo Norte que lo produce y se dirige al mercado occidental que lo aclama por su excelente calidad.
400 toneladas son las que se exportan desde Piura al
extranjero y menos de media es la que se queda para ser explotada en la región,
según aproxima el ingeniero Santiago Paz, co-gerente de la Cooperativa Agraria
NorAndino.
La escasa cantidad que se trabaja tendría su origen en
el tipo de mercado y la actitud de los consumidores piuranos ante productos
hechos a base de cacao. “El mercado todavía es muy pequeño y no hay una cultura
de consumo de chocolate”, apunta Paz.
Es así, como gran parte del cacao blanco termina en
manos de países chocolateros de Holanda, Bélgica y Suiza, acreedores de una
gran industria, mientras que en el mercado local solo son dos los negocios y
una cooperativa que trabajan con este fruto: Magia Piura, Korin y NorAndino.
Antes de la llegada de Magia Piura, la ciudad era una
tierra virgen en la venta de productos de cacao. No había ninguna otra opción
de chocolate y la población estaba acostumbra al consumo de la barra comercial:
llena de azúcar y con menos del 2% de cacao. Para Yasú Yábar, administradora
del negocio, la solución estuvo en educar el paladar de los clientes al sabor
“no muy dulce” de sus trufas; sin embargo, asegura que es difícil y toma
tiempo.
En el caso de NorAndino, cuando ingresó a la industria
del cacao en el año 2006, la conciencia social de los consumidores no era la
misma que hoy en día. En ese entonces, la mayor preocupación era el precio,
pero las nuevas tendencias del mercado les exigen a los negocios políticas
sostenibles. “Ya no se podría exportar cacao que venga de zonas deforestadas”,
precisa Paz.
Por ahora, la cooperativa solo produce pasta y manteca
de cacao, pero planea expandirse y lanzar su propia línea de chocolates con la
implementación de una nueva planta de procesamiento, cobertura y chocolate. Esta
iniciativa representaría una forma de dar fondos para industrializar el cacao y
competir desde Piura con las grandes potencias chocolateras. “Nos hemos dado
cuenta que sí podemos competir de igual a igual con países de Europa y que nuestro
producto tiene más calidad”, acota Paz.
Las manos del cacao
Los actuales negocios promotores de una cultura de
cacao tienen en común las mismas dificultades, como también los mismos socios.
Detrás de cada chocolate de Magia o Korin, y de toda pasta o manteca de
NorAndino, está el trabajo honesto de productores de cacao que están
desplegados en zonas donde crece la fruta, entre ellas, se destaca Las Lomas y
el Alto.
Al trabajar de la mano con estos negocios, el productor se ve beneficiado con capacitaciones, entrega de herramientas y, sobre todo, al recibir un precio justo, sin intermediarios. “El hecho de trabajar directamente con los agricultores hace que ellos negocien el precio de su producto y es pagado justamente”, explica Yasú Yábar.
Asimismo, por medio del Proyecto de Inversión Pública
(PIP Cacao), organizado por el Gobierno Regional de Piura y la Dirección
Regional de Agricultura (DRA), también se viene dedicando esfuerzos en aras de perfeccionar
las técnicas de cultivo de cacao blanco en las zonas de Piura, Huancabamba,
Morropón y Ayabaca. “Se ha identificado productores líderes a los que se les ha
inculcado todo (el conocimiento) para que ellos sean el motor de incentivar a
los demás”, indica Raúl Bernuy, miembro del equipo de la DRA.
La labor de los productores y el misterio que despierta cómo un simple fruto puede transformarse en una barra de chocolate significa también una oportunidad que se está dejando escapar: dinamizar el turismo a través del cacao. Yasú Yábar cuenta que Magia notó esta oportunidad y la transformó en sus famosas “rutas de cacao”, en las que todo apasionado del chocolate no solo accede al producto terminado, sino a todo el proceso. “Las personas tanto de Piura como turistas conocen y valoran más el producto del agricultor”, agrega.
“Incipiente”, así define Santiago Paz a la actual
industria de cacao regional. Pero, a pesar de las exigencias y dificultades
históricas que atraviesa este débil rubro, el co-gerente de NorAndino tiene fe
en que la ciudad se convierta en el próximo Jaén, donde antes no se tomaba ni
una taza de café y hoy tiene cafeterías en cada esquina. Por ahora, Piura tiene
un largo camino por recorrer para llenarse de chocolateras y contar con un mercado
apasionado por el cacao. “El proceso de industrialización recién está
empezando”, manifiesta Bernuy.
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